Cinco meses después de que un nuevo virus misterioso comenzara su marcha mortal en todo el mundo, la búsqueda de una vacuna ha adquirido una intensidad nunca antes vista en la investigación científica, con enormes implicaciones para la salud pública, la economía mundial y la política.
Siete de los aproximadamente noventa proyectos que desarrollan gobiernos, empresas farmacéuticas, innovadores en biotecnología y laboratorios académicos ya han alcanzado la etapa de ensayos clínicos. Con los líderes políticos, especialmente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presionando cada vez más por el desarrollo, y con grandes ganancias potenciales en juego para la industria, los fabricantes de fármacos e investigadores han señalado que están avanzando a velocidades nunca vistas.
Pero en todas esos proyectos pesa la incertidumbre sobre si alguna vacuna contra el COVID-19 resultará efectiva, cuán rápido podría estar disponible para millones o miles de millones de personas y si la prisa, al comprimir en diez meses un proceso que puede llevar diez años, sacrificará la seguridad.
En una era de intenso nacionalismo, la geopolítica de la carrera para crear la vacuna se está volviendo tan compleja como la medicina. Los meses de mutuos ataques entre Estados Unidos y China sobre los orígenes del virus han afectado a la mayoría de los esfuerzos de cooperación entre ambas naciones. El gobierno de Trump ya ha advertido que las innovaciones estadounidenses deben protegerse del robo, principalmente de Pekín.
“Durante mucho tiempo, la investigación biomédica ha sido un foco de robo especialmente por parte del gobierno chino, y las vacunas y los tratamientos para el coronavirus son el santo grial de hoy”, dijo John Demers, el fiscal general adjunto de Seguridad Nacional. “Dejando a un lado el valor comercial, sería muy importante ser el primero en desarrollar un tratamiento o vacuna. Usaremos todas las herramientas que tenemos para salvaguardar la investigación estadounidense”.
Desafíos
La intensidad del esfuerzo de investigación global es tal que los gobiernos y las empresas están construyendo líneas de producción antes de que tengan algo que produci
“Vamos a comenzar a aumentar la producción con las empresas involucradas”, afirmó Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas y el principal experto del gobierno de Estados Unidos en enfermedades infecciosas. “No esperaremos a tener una respuesta para comenzar a fabricar”.
Mientras la demanda por una vacuna se intensifica, hay cada vez más propuestas de “ensayos clínicos de exposición” con el fin de acelerar el proceso: se trata de pruebas en las que a los voluntarios se les inyecta una vacuna potencial y luego se exponen deliberadamente al coronavirus.
Como ese enfoque implica exponer a los participantes a una enfermedad potencialmente mortal, ese tipo de ensayos son muy controversiales desde el punto de vista ético. Pero podrían ser más rápidos que simplemente inocular sujetos humanos y esperar a que sean expuestos.
Aunque se encuentren soluciones prometedoras, todavía existen grandes desafíos para ampliar la producción y distribución. Bill Gates, el cofundador de Microsoft cuya fundación está invirtiendo 250 millones de dólares para impulsar el desarrollo de vacunas, advirtió sobre la escasez crítica de un componente mundano pero vital: el vidrio médico.
Sin suficientes suministros de vidrio, habrá muy pocos frascos pequeños para transportar los miles de millones de dosis que se necesitarán.
La magnitud del problema y la demanda de una solución rápida están destinados a crear tensiones entre los motivos de lucro de la industria farmacéutica, que generalmente lucha para sacar el máximo provecho de sus inversiones en nuevos medicamentos, y la necesidad del público de una acción rápida para vacunar eficazmente a la mayor cantidad de personas.
Debido a la proliferación de proyectos de vacunas, es probable que ninguno de ellos emerja como un claro ganador.
“Digamos que creamos una vacuna rápidamente, pero solo podemos obtener dos millones de dosis a fines del próximo año”, dijo Anita Zaidi, quien dirige el programa de desarrollo de vacunas de la Fundación Bill y Melinda Gates. “Y otra vacuna, igual de efectiva, llega tres meses después, pero podemos hacer mil millones de dosis. ¿Quién resultó el ganador?”.
Según ella, la respuesta “es que necesitaremos muchas vacunas diferentes para cruzar la línea de meta”.
Una cosa es diseñar una vacuna en un tiempo récord. Pero fabricarla y distribuirla en una escala nunca antes intentada es un desafío completamente distinto: miles de millones de dosis, transportadas a temperaturas bajo cero a casi todos los rincones del mundo.
“Si quieres administrar una vacuna a mil millones de personas es mejor que sea muy segura y efectiva”, dijo Paul Stoffels, director científico de Johnson & Johnson. “Pero también debes saber cómo hacerla en cantidades que nunca antes habíamos visto”.
Así que la carrera está por adelantarse a los enormes problemas logísticos, desde la capacidad básica de fabricación hasta la escasez de vidrio médico y tapones que Gates y otros han advertido.
UE busca triple cooperación
En Europa trabajan con intensidad por una vacuna. El laboratorio británico AstraZeneca anunció la colaboración con la Universidad de Oxford, por la cual la farmacéutica fabricará y distribuirá en todo el mundo la vacuna contra el COVID-19 en la que está trabajando la universidad.
Los líderes de la Unión Europea mostraron su apoyo a una iniciativa de Bruselas para recaudar 7.500 millones de euros (US$ 8.300 millones) para encontrar una vacuna.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció el plan de captación de fondos para la investigación. El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte; el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, apoyaron la iniciativa en una carta abierta publicada en los diarios. Plantean e impulsan cooperación mundial entre científicos, farmaceúticas y gobiernos.
Expectativa al iniciar los ensayos con humanos
Entre los ensayos que se realizan para una vacuna aparecen estos:
1. Pfizer y la farmacéutica alemana BioNTech iniciaron pruebas con humanos en Estados Unidos el lunes pasado. La prueba inicial es con 360 voluntarios saludables y en la segunda etapa se ampliará a 8.000. Si las pruebas resultan exitosas, la vacuna podría estar pronta para su uso de emergencia en septiembre. Las dos empresas desarrollan la vacuna sobre la base de material genético conocido como RNA mensajero, que al ser inyectado podría indicarle a las células cómo generar la proteína Spike -tiene forma de punta y es la que usa el coronavirus para introducirse en las células- sin enfermar a una persona.
2. Moderna, Inovio, CanSino y otras farmacéuticas intentan enfoques similares. Iniciaron pruebas con humanos.
3. El laboratorio Sinovac Biotech, de China, desarrolla la vacuna PiCoVacc, que parte de virus inactivos purificados, que se han usado tradicionalmente en vacunas, para lo que aislaron las cepas de once pacientes hospitalizados en varios países, entre ellos España, de las que se seleccionó solo una. En los ensayos en ratones, “logró casi diez veces más anticuerpos contr la proteína Spike que los hallados en el suero de los pacientes recuperado de COVID-19”, indica el estudio publicado por la revista Science.
4. El Imperial College de Londres prueba una vacuna, con la esperanza de tenerla disponible para finales de año, dijo Paul McKay, uno de los investigadores. “Acabamos de inyectar la vacuna que hemos generado a partir de bacterias en ratones y esperamos poder en las próximas semanas determinar la reacción en esos ratones, en su sangre, su respuesta en términos de anticuerpos contra el coronavirus. Una vez que se complete la primera fase de los ensayos, que puede llevar varios meses, podemos probar inmediatamente la eficacia de la vacuna en las personas, lo que también llevará unos meses”.
FUENTE: elpais.com.uy (Con información de The New York Times, EFE y AFP).