Por Alfredo Jalife-Rahme*
Desde junio de 2020 fui de los primeros, dicho sea con humildad de rigor, en advertir los inconvenientes de AstraZeneca.
Nueve meses después, ya no es novedad que las principales potencias europeas –Francia, Alemania, Italia y España–, más casi una veintena de países europeos respetables (FT, 16/3/21), prohibieron su uso por casos de trombosis y embolias fulminantes, después de su inoperancia en mayores de 65 años.
Tras la resonante bendición de la mejor revista médica del mundo, la británica The Lancet, en la Unión Europea (UE) se quedaron sin argumentos xenófobos para despreciar a la triunfal Sputnik V.
Organismos internacionales han mostrado sus patentes fallas e intereses globalistas, tales como la OMS y EMA infeudadas por la panoplia de Covax/Cepi/Gavi y toda la bursátil fauna escatológica de Bill Gates.
La reguladora European Medicines Agency (EMA) no oculta su obscena rusofobia y tarda en dar luz verde a Sputnik V, mientras el premier de Bavaria –la región más próspera de Alemania–, Markus Soder, ha exhortado a los sesgados reguladores a acelerar la revisión de las vacunas.
Rusia ha puesto en tela de juicio la neutralidad de la EMA, cuando una de sus principales funcionarias, Christa Wirthumer-Hoche, reliquia rusófoba de la guerra fría, instó a la UE de no usar la Sputnik V, aprobada en 46 países.
La agencia del israelí-estadunidense Bloomberg apoya a la irlandesa Emer Cooke, directora ejecutiva de la EMA, quien se ha deslindado de los gigantes europeos para bendecir los “beneficios (sic) de AstraZeneca”. La alemana y connotada rusófoba Úrsula von der Leyen –criticada ferozmente en Alemania por su pésimo manejo de las vacunas occidentales–, quien encabeza a la poderosa Comisión Europea, puso en tela de juicio la bondad de Moscú para exportar millones de dosis cuando la vacunación en Rusia ha sido muy lenta.
Kirill Dmitriev, mandamás del muy exitoso fondo soberano de riqueza ruso que financió el desarrollo de Sputnik V, del célebre Instituto Gamaleya, reveló haber conseguido acuerdos con empresas de Francia, Alemania, Italia y España para la manufactura de un lote de inyecciones, mientras prosiguen las charlas para su producción.
Mientras se querellan en el seno de la UE los rusófobos y rusófilos, Moscú acaba de firmar un acuerdo con la farmacéutica suiza Adienne para producir pequeñas cantidades de Sputnik V en Italia, cuando la farmacéutica italiana ReiThera está a punto de concretar un vibrante acuerdo con Sputnik V, que para Rusia sería todavía más significativo que los acuerdos que ha descolgado con Brasil, Argentina e India.
La UE se clavó en forma alocada con AstraZeneca que no cumplió sus compromisos de suministro y dejó vulnerablemente desnuda a la UE, que vuelve a mostrar su legendaria candidez geopolítica frente a Gran Bretaña, con o sin Brexit.
Reuters –una de las principales puntas de lanza de la geopolítica británica– expone estupefacta que “tras bambalinas, la UE gira a la vacuna Sputnik V”, cuando 450 millones de europeos han quedado desvalidos. Viene todo el veneno de Reuters: en público, la UE ha desechado la campaña de suministro global de la vacuna rusa como ardid de propaganda de un régimen indeseable (sic). ¿Dónde quedó la universalidad de la ciencia? Reuters no oculta que si Sputnik V se suma al arsenal de vacunas de la UE, significaría un triunfo (sic) diplomático para Rusia. ¡Pues sí!: todas las sanciones contra Rusia se vendrían abajo, así como toda la política disfuncional de la UE en Crimea y Ucrania oriental por órdenes de EU.
Suena increíble que, en medio de una pandemia, todavía existan misántropos humanos deshumanizados que, con el fin de conseguir sus aviesos objetivos geopolíticos, consideren a los rusos como inhumanos y antihumanos, lo cual no tiene nada que ver con la inmaculada ciencia universal.
FUENTE: alfredojalife.com – conclusion.com.ar