Hasta hace no mucho tiempo el jabón de aceite se hacía en los hogares de descendientes brasileños para aprovechar el aceite de cocina usado, que se filtraba con una gasa. Esta tradición, con el pasar de los años y con la industrialización de los productos, fue desapareciendo, sin embargo, la tendencia a reciclar y reutilizar productos para cuidar el medioambiente, potenciada con la necesidad de generar recursos y abaratar costos por la pandemia vuelve a imponer la tradición y hay quienes ven la fabricación de jabones como salida laboral.
Marilin Dino, de 35 años, trabaja en el portal de acceso al Parque Nacional Iguazú. Las secuelas del Covid-19 en la economía, la afectó de tal manera que actualmente, por la falta de turistas, percibe solamente el 40 por ciento de su sueldo.
Intentó varias alternativas para generar nuevos ingresos en paralelo a su trabajo habitual, pero ninguno funcionó, hasta que encontró una luz al final del túnel, o al menos ahí esta depositada su esperanza: en la fabricación de jabones terapéuticos.
Por primera vez este fin de semana presentará su producto en la Feria de Las Leñas. “Con mis primos cuando comenzó la pandemia nos vimos con los ingresos reducidos. Todos trabajamos en Cataratas y comenzamos a emprender, primero vendíamos comida, pero con inflación la ganancia se fue achicando. Después comencé a vender dulces los fines de semana, pero ocurrió lo mismo”, contó.
“En junio, una amiga me insistió tanto en que hiciera el curso de fabricación de jabones que accedí. Yo no quería, me preguntaba para qué quería saber cómo se hacen jabones. Una vez ahí, aprendí y la verdad me sorprendí, empecé a verlo como un negocio”.
Y agregó: “Fabricar jabones es un proceso que lleva su tiempo y me encontré con una serie de dificultades, sin embargo este fin de semana participaré de la primera feria con Gina Jabones Artesanales”, comentó entusiasmada.
El mayor obstáculo que encontró Marilin para comenzar a fabricar jabones fue conseguir aceite usado. “Yo tenía algo de aceite, pero no era mucho. Colaboraron conmigo algunos vecinos y la dueña de una churreira que usa aceite mezclada con grasa animal. Gracias a esto pude avanzar con el emprendimiento”
Con aceite usado o grasa, soda cáustica al 99 por ciento y agua, Dino fabrica primeramente jabón base mediante el proceso de saponificación. Éste debe reposar al menos 20 días y una vez cumplido ese período, trabaja nuevamente el jabón base y lo transforma en jabones terapéuticos para piel seca, sensible, exfoliante, entre otros aromatizados con café, romero, avena.
“El jabón base es muy bueno para lavar platos, ropa y calzados, pero yo opté por jabones terapéuticos; si bien aún debo comprar moldes acordes al producto, en un futuro no muy lejano pienso hacer jabones terapéuticos en presentaciones más delicadas para que puedan ser utilizadas de souvenirs”
La emprendedora hizo hincapié en la falta de concientización de la comunidad respecto al reciclado del aceite, ya que tan solo un litro de aceite usado puede contaminar 10.000 litros de agua.
“Yo sabía del daño al medioambiente que produce arrojar aceite al agua, incluso hace unos años fue un escándalo un restaurante del centro que descartaba el aceite en la alcantarilla, que no solamente contamina, sino que obstruye las cañerías. Sería muy importante que todas las familias pudieran acopiar el aceite y llevar a los ecopuntos. No sólo cuidan el medioambiente sino que se estimula la economía circular” remató.
FUENTE: elterritorio.com.ar