En un estudio reciente, publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA), se reveló los preocupantes efectos de la sobreexposición a las pantallas en el desarrollo verbal de los niños. Investigadores australianos del Telethon Kids Institute, procedieron a observar a más de 220 familias durante dos años, centrándose en infantes de uno a tres años.
Los expertos, a través de un innovador dispositivo de reconocimiento del habla, monitorearon la exposición de los niños a ruidos electrónicos y evaluaron cómo el tiempo frente a las pantallas influía en sus interacciones sociales y aprendizaje lingüístico. Según lo observado, en el largo rato que el niño se encuentra ocupado, se tiene como resultado una disminución significativa de las oportunidades cognitivas.
Angela Morgan, líder del grupo de habla y lenguaje en el Instituto Murdoch de Investigación Infantil, enfatizó que el estudio encontró que los niños participantes pasaban casi tres horas diarias frente a una pantalla, superando ampliamente las pautas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Con las pantallas los niños pierden habilidades y conocimientos básicos que se relacionan con el lenguaje y la capacidad de conocer nuevas palabras, de expresarlas, emitirlas y establecer el diálogo”, destacó la doctora Alejandra Iurescia, especialista en oftalmología infantil, y añadió: “Se crea una dependencia a la pantalla difícil de eliminar y esta dependencia está mediada por neurotransmisores, así que en menores de tres años no se puede usar pantalla para evitar esa pérdida de habilidades y conocimiento del desarrollo del lenguaje”.
En lo oftalmológico, la experta describió que el uso de pantallas aumenta la prevalencia de miopía. “El comienzo de la miopía depende de la edad y es un factor predictor de que se asevera. Así que un niño con miopía, es un adulto con una miopía severa o con complicaciones”, advirtió Iurescia y detalló: “La miopía puede ser hereditario, ambiental o ambas. Lo hereditario existe, pero, desde lo ambiental, se puede evitar al estar al aire libre. El espectro azul del sol, cuando entra a nivel ocular, previene de la miopía por un neurotransmisor que hace que el ojo no se elongue”.
Los investigadores coincidieron que promover actividades sin pantallas, el incentivar juegos al aire libre y las actividades artísticas son excelentes maneras de estimular la imaginación y el aprendizaje sin depender de la tecnología. “Mirar siempre, en la misma distancia, por un tiempo prolongado, puede causar que el enfoque ocular se estanque. A eso se le llama espasmo de la acomodación. Un niño que mira mucho tiempo la pantalla de cerca, cuando quiere mirar lejos la visión se torna borrosa por el espasmo. Además, produce sequedad ocular, porque el exceso de fijación hace que pestañee menos de lo normal”, aseveró la oftalmóloga argentina.
Finalmente, existe la regla del 3-6-9-12. Iurescia lo explicó: “Hasta los 3 años hay que evitar las pantallas para promover las actividades motrices de los niños y fortalecer la relación con los padres. A partir de los 3 años, se podría incorporar algo de pantalla en TV, pero no en celular, y siempre acompañado de un adulto. A los 6 años, computadora. A los 9 años, tablet e internet. A los 12 años, ya se puede usar el celular, en coincidencia con la finalización de la primaria, ganando más independencia y autonomía”.