Álvaro Pascual-Leone, neurocientífico: El cerebro debe ser la diana número uno de nuestra salud

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Pascual-Leone viajó a Madrid para participar en el Foro “Tecnología, Salud y Sociedad”, organizado por la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin); la Fundación Tecnología y Salud (FTYS) y la Fundación Ortega-Marañón (FOM).

Medicina preventiva del cerebro

El investigador español, autor de más de 950 artículos científicos y varios libros, así como un referente mundial también en plasticidad cerebral, identifica dos enemigos principales del cerebro.

Por un lado considera que no se hace “una medicina preventiva de problemas cerebrales”.

“Hemos aprendido que prevenir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares entre otras se puede hacer y es importante hacerlo y vamos al médico y nos miran los ojos y nos miran en el oído, pero no hacemos realmente el mismo tipo de seguimiento del cerebro a lo largo toda la vida. sino que esperamos a que haya problemas”, explica.

En este sentido, recuerda que las enfermedades cerebrales son las causa número uno de discapacidad, más que el cáncer y las patologías cardiovasculares juntas. Además “cuestan más que cualquiera de las dos” y precisamente la razón principal es que se detectan tarde.

“Para cuando llegamos, el cerebro se ha adaptado a la enfermedad, lo cual puede ser bueno, pero es un arma de doble filo, hace que pasen décadas, muchas veces dependiendo qué enfermedades hasta que detectemos el problema. O sea, necesitamos una salud del cerebro, un enfoque de salud del cerebro”, resalta Pascual-Leone.

Se podrían reducir hasta el 80 % de las patologías

El otro de los enemigos principales del cerebro es no llevar una vida saludable. Pascual-Leone indaga en que los estilos de vida se pueden modificar. De hecho, si se lleva una vida sana se podrían reducir entre un 50 y un 80 % las enfermedades cerebrales.

“Si hiciéramos chequeos adecuados, si hiciéramos una vida guiada hacia el cerebro, tendríamos una posibilidad real de reducir muy sustancialmente el riesgo de discapacidad debido a enfermedades neurológicas y psiquiátricas”, asegura.

Y las tecnologías para hacer esos chequeos del cerebro aún no están integradas en los sistemas de salud “por muchas razones”. La primera porque los neurólogos “no darían a basto”, por eso considera que también los médicos de primaria deberían de tenerlas.

Pascual-Leone
EFE/ase

Sobre ello, indica que hay que demostrar que son realmente útiles para el sistema de salud, que no van a crear más carga de trabajo, sino que van a reducir costes, que van a mejorar la vida.

“Las herramientas las empezamos a tener y los argumentos que demuestran que hay una utilidad en hacer ese tipo de chequeo también”.

Esto no quiere decir, aclara Pascual-Leone, que se puedan curar todas las enfermedades, pero sí que al menos sean menos discapacitantes: “Tenemos que hacer del cerebro la diana número uno de nuestra salud general, porque si lo hacemos, el cerebro literalmente puede curarnos”, sostiene.

Usar la tecnología sin perder el norte

Durante el foro en la sede de la FOM, Pascual-Leone ofreció una conferencia magistral sobre neurotecnología y salud cerebral, en la que entre otros asuntos, abordó la importancia de la humanización en medicina. A su juicio, “hemos perdido un poco el sentido de la esencia del ser humano influidos por los avances en tecnología”.

“Tenemos el riesgo de ser víctimas de la propia ingenuidad, de la propia creatividad del ser humano y las tecnologías que desarrollamos”, asegura Pascual-Leone.

El catedrático de Harvard aboga por una medicina que vuelva a enfocarse en el ser humano dentro del contexto tecnológico.

“Sin olvidar la tecnología pero usándola sin perder el rumbo, sin perder el norte. Nos hace falta empezar a educarnos en lo que es seguir siendo humanos”, reflexiona el neurólogo.

Subraya avances en el campo de la neurotecnología como los que permiten entender conexiones concretas del cerebro, detectarlas para conocer la alteración que producen y modificarlas para mejorar los síntomas de una enfermedad y poder eliminar esa discapacidad o aumentar el rendimiento de la persona, entre otros.

La necesidad de regulación

Y en este sentido destaca la importancia de que se empiece a elaborar una regulación de este tipo de tecnologías “porque existe el riesgo de usar la pistola para la cosa equivocada”.

“Creo que eso es importante tenerlo en cuenta y no esperar a que haya pasado, sino empezar a pensar en el tipo de regulación para que esa información sobre la actividad de mi cerebro se mantenga mía, para que la manipulación que se puede hacer sobre esa actividad sean para usos que uno mismo determine”, afirma Pascual-Leone.

Pascual-Leone
Pascual-Leone durante la entrevista. EFE/David Fernández.

De momento, el experto indica que no es posible conocer hasta qué punto se puede cambiar de forma controlada un cerebro normal para mejorar ciertas capacidades sin perder las que ya se han adquirido.

“Que podemos mejorar ciertas habilidades, seguro. En mi propio laboratorio demostramos que podemos acelerar la adquisición de un ejercicio de cinco manos en el piano, hacer que la gente aprenda más rápido. Y dirías, ‘yo quiero que mis hijos aprendan, a lo mejor les hago esto, que aprenderán más rápido’, pero la pregunta es ¿Y qué van a perder? ¿Qué no van a poder hacer por hacer esto?”, destaca el neurólogo.

En este sentido, indaga en que hay un argumento “bastante convincente” de que si se ganan ciertas habilidades es a costa de perder otras y esto puede ocurrir de forma inmediata o tiempo después.

“Necesitamos una regulación adecuada para que no se mal usen esas tecnologías por lo menos sin el control, el entendimiento y la aprobación específica de cada uno de nosotros como individuos”, zanja el neurólogo.

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