Voluntades unidas para abastecer a los hospitales de la provincia de Misiones

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Barbijo, cofias, cubrebotas, camisolines y otros enseres son parte del look diario de decenas de costureros que están a cargo de la confección de elementos similares para el personal de salud de toda la provincia.

Hilo, aguja, tela y máquinas de coser son las herramientas con las que cuentan para producir un elemento vital en este contexto de pandemia por coronavirus.
Desde que se declaró el aislamiento social en marzo pasado, a los pocos días la Provincia empezó a montar talleres de producción textil para confeccionar los productos. Se crearon cinco en total y tres de esos espacios funcionan en un salón cedido dentro del Centro de Convenciones.

Los trabajos los coordina el Ministerio de Industria en base a lo que demanda Salud Pública. Y en medio de las tareas, un equipo de El Territorio visitó uno de esos espacios no sin antes cumplir con medidas de bioseguridad que se requieren para poder ingresar a la denominada zona segura o área limpia: uso de botas que cubren el calzado, barbijos, camisolines y cofia. Los mismos cuidados que si se ingresa a un quirófano y los mismos elementos que usan los costureros y coordinadores que trabajan en esos talleres de costura en dos turnos de lunes a viernes.

El primer grupo entra a las 8 de la mañana y durante cinco horas trabajan sin cesar. Luego de desinfectar todo el lugar entra el grupo de la tarde a continuar la labor. Así están todos los días desde marzo pasado y hasta que la situación sanitaria lo requiera.

“Desde que se estableció la cuarentena obligatoria el gobernador (Oscar) Herrera Ahuad instruyó al ministro de Industria, Luis Lichowski, para que coordine la confección de productos de uso médico para el sistema de salud de la provincia, porque se estimó una alta demanda”, señaló Roberto Tarnowski, subsecretario de Planificación Industrial.

De esa forma se empezó a convocar a cooperativas textiles, organizaciones sociales y emprendedores independientes para que con sus máquinas industriales y otras prestadas por establecimientos educativos se arranque con la producción de forma inmediata.

“Los productos que van a estar destinados a quirófano, terapia intensiva, consultorios o Caps tienen que ser todos de primera calidad y con un nivel de asepsia importante y la infraestructura edilicia tiene que estar adecuada para evitar al máximo cualquier tipo de contaminación de esos productos”, aclaró el coordinador de los talleres y siguió: “No se pueden usar los talleres habituales que tienen las cooperativas o las organizaciones sociales, porque es un trabajo que necesita mucha asepsia. Incluso todos los costureros tienen indumentaria especial y se entrenó y capacitó al personal de limpieza para que hagan una correcta desinfección diariamente”.

Confección a demanda

El trabajo de los costureros se hace en base a las instrucciones o necesidades sanitarias que tiene el Ministerio de Salud Pública. Así “vamos planificando cada semana los tipos de productos a confeccionar”, aclaró Tarnowski. La distribución también la realiza la cartera sanitaria de acuerdo a los requerimientos en cada zona de la provincia.

“Hasta el momento ya produjimos 200 mil barbijos simples, 25 mil barbijos dobles, ocho mil camisolines y la misma cantidad de cubrebotas. Y entre los cinco talleres, el de la Casa del Militante, salón Cambas, Legislatura, Club Legislativo y el Centro de Convenciones trabajan unas 170 personas”, detalló.

Las telas, generalmente friselina, y el hilo las provee Industria y el servicio técnico de las máquinas lo da una cooperativa para hacer el trabajo correctivo y preventivo. En tanto el control sanitario del área prelimpia y área sanitaria la hace Salud Pública con el Centro de Esterilización de Misiones que está dentro del Parque de la Salud.

Trabajo cooperativo y mirada laboral a futuro

Consultado sobre cómo se vive producir de esta manera, Roberto Tarnowski reflexionó: “Nunca se trabajó así, pero tenemos la ventaja de que la mayoría de los que estamos en el Ministerio de Industria venimos del sector privado y eso nos dio una capacidad y flexibilidad rápida para pasar de ser un organismo público a casi una empresa industrial textil y poder montar en pocos días los primeros centros y tener esta cantidad de producción”

“Todos hicieron un trabajo muy grande de adaptación y de juntarse como equipo para superarse. Incorporaron una capacidad de producción muy notable, aprendieron e hicieron un trabajo superador y cooperativo que nos sorprendió gratamente”, comentó.

De su lado, Raquel Tejerina, coordinadora de las profesoras que están en los distintos centros, agregó que “significó una experiencia diferente de trabajo. Aprendieron a trabajar en serie, porque generalmente los confeccionistas individuales no saben lo que es eso y en esta ocasión aprendieron técnicas, trabajo en equipo, producción seriada, control de producción semanal, diaria y mensual”.

Y estimó que cada centro de producción da una producción diaria de 2.500 productos por día que se distribuyen en toda la provincia.
“Es muy especial estar trabajando en este contexto, no sólo por el trabajo noble sino también por ver que la gente aprendió otro tipo de técnicas. No sólo se llevan el aporte mensual sino también técnicas para trabajar en sus talleres o en sus cooperativas”, precisó Tejerina.

Una vez terminada esta etapa de producción de insumos hospitalarios se capacitará al personal “para que las cooperativas o empresas que retomen su actividad privada puedan incorporar conocimiento en administración, gestión, costos, planificación de la producción para que tengan mejor productividad y competitividad. Eso va a hacer que mejoren su posicionamiento en el mercado y puedan cotizar a valores más bajos teniendo una mayor rentabilidad”.

Por Esteban Bueseck

FUENTE: elterritotio.com.ar

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