Con 690 casos positivos de coronavirus este lunes en Rosario, pareciera haber cierto margen para el optimismo. Al menos, respecto de los contagios que se venían dando en las últimas semanas. No obstante la situación en las “trincheras” del sistema sanitario, dista de ser la ideal en esta batalla. Como lo explica Karina Ruaro, que trabaja en el hospital Centenario hace 26 años. Aunque esté en funciones administrativas como secretaria de sala, está en permanente contacto con médicos y enfermeras. Y es una de las voces que convoca al reclamo que está previsto para este martes a las 12.30 en la puerta del hospital, para visibilizar la situación por la que pasan en la pandemia, con la consigna “Estamos diezmados”.
Ruaro comienza hablando de la Sala 4 del Centenario, tradicionalmente destinada a pediatría: “Al igual que otros efectores, cuando empezó la pandemia nosotros éramos un hospital no Covid. Apenas teníamos dos salas que estaban habilitadas para pacientes sospechosos, la 1 y la 2. Pero se desbordaron y el sistema en general tuvo mucha más demanda. Allí el gobierno provincial decidió adaptar este Hospital. Y a mediados de agosto, cuando empezó a crecer la curva de contagios, se trasladó la sala de oncopediatría que teníamos acá, al Vilela. Y también la parte de pediatría se mudó al Hospital de Niños Zona Norte, que sí tiene atención de coronavirus. Así fue que pasamos a tener veinte camas Covid, para adultos y niños, en terapia intermedia. En la 4, que es donde yo estoy, lo que podemos hacer es atenderlos hasta que necesitan respirador, con mascarilla de oxígeno. Si se agravan pasan a UTI, acá mismo en el hospital”.
Continúa la descripción del día a día de la pandemia en el Centenario, un hospital que mejoró mucho su fachada pero que adentro sigue siendo un edificio muy antiguo: “Las más álgidas son las salas 1 y 2 que son enteras Covid. En la 3 y 4 tenemos aislados y lo que se llama binomio, que es cuando una mamá y su hijo son sospechosos o positivos, además de tener pacientes de osmo, hemodinamia, traumatología. La verdad que uno de los temas más complicados es que todas las semanas hay alguien del personal que es positivo o que tiene que aislarse como contacto estrecho, entonces nunca está la dotación completa. Y aunque se puedan comprar insumos, camas o respiradores, a un intensivista no lo podés capacitar en medio de la emergencia. Entonces hay faltante de personal”.
En las últimas semanas, en el Centenario los respiradores están cerca de estar todos ocupados, aunque no hubo escenas de desborde. Este lunes, por ejemplo, quedaban cuatro sin utilizar. Además de las derivaciones propias, de las salas de terapia intermedia cuando hay pacientes que se agravan, están los que llegan de otros efectores.
Donde también hay mucho trabajo en cualquiera de los hospitales de la ciudad en estas horas, es en la carga de óbitos. “Los protocolos Covid generan en cada paso, desde la internación hasta la salida del cuerpo si hay fallecimiento, tiempos que son más lentos que los habituales”, explica Ruaro. En sintonía con las proyecciones de un trabajo realizado por el Conicet sobre el tema, la percepción es que los datos sobre víctimas fatales del Covid en Rosario que oficialmente se han publicado hasta ahora, no están del todo actualizados.
Respecto al reclamo de este martes, Ruaro señala: “Técnicamente podemos decir que la mayoría de quienes trabajan como esenciales en un hospital, hoy son pobres. Según el Indec, en septiembre una familia necesitó casi 74 mil pesos para subsistir. Si no llegás a ese salario y si la mitad de lo ganás se te va en pagar alquiler, ¿cómo hacés? Este año no hubo paritaria, apenas un bono no remunerativo. No tenemos capacidad de ahorro, ganamos como para sobrevivir, pero nos piden igual que pongamos el cuerpo”.