El aumento de contagios, el creciente nivel de ocupación de camas y la introducción de la variante inglesa al país preocupan al sistema sanitario y obligan a acelerar la carrera contra el covid. Para reforzar las respuestas, comenzó a aplicarse el primer lote de la segunda dosis de la Sputnik V al personal sanitario, mientras que la provincia abrirá un registro para quienes deseen inocularse en forma voluntaria. La especialista en inmunología e investigadora de Conicet Ana Rosa Pérez estimó que para alcanzar la denominada inmunidad de rebaño es necesario vacunar al menos al 70% de la población.
“Si el número de personas vacunadas es muy elevado impide que el virus circule y, en algunos casos, se lo puede eliminar. Hay algunas estimaciones que indican que alrededor del 70-90% de la población debería estar vacunada para alcanzar la inmunidad de rebaño. El tiempo que se requerirá para alcanzar esta inmunidad dependerá en gran medida de la disponibilidad de las distintas vacunas y de la aceptación de la población”, explicó Pérez a El Ciudadano.
¿Efectividad garantizada?
Hace unos días se conoció que la variante inglesa fue reportada en el país luego que un argentino residente en Gran Bretaña, que había viajado a Alemania y luego visitado el país, diera positivo de covid. La introducción de la variante despertó preocupación en la población y el sistema de salud, y abrió el interrogante acerca de la efectividad de las vacunas. Según explicó Pérez, si bien la cepa británica es más fácil de transmitir aún no hay evidencia que muestre que afecte la inmunidad generada gracias a la vacuna
“La variante inglesa presenta varias mutaciones en la proteína “spike” del virus que le permiten ingresar más rápido a la célula y aumentar la transmisión en un 70 por ciento. Este virus en particular se une con mucha más avidez y afinidad a los receptores que le permiten su ingreso a la célula. Sin embargo, aún no hay evidencias que esto afecte la clínica de la enfermedad, es decir, que no causaría una enfermedad más grave. Y lo más importante, no le permite evadir el ataque del sistema inmune ni afectaría la efectividad de las vacunas”, señaló la investigadora.
Pérez manifestó además que es posible introducir cambios en las vacunas para atacar las variantes en caso de ser necesario.
“Habrá que continuar con la vigilancia epidemiológica molecular. Aún no sabemos por cuánto tiempo nos protegerán las vacunas. En caso de producirse alguna modificación importante en la estructura de la proteína “spike” que afecte la inmunogenicidad, esto podría ser rápidamente contrarrestado introduciendo cambios en las secuencias de las vacunas a base de adenovirus o ARN, y quizás incluso en aquellas que estén compuestas por virus muertos o atenuados. Recordemos que hay virus, como el de la gripe, que muta año a año, lo cual lleva a que la composición de la vacuna también cambie en forma anual”, aclaró.
Las dos en carrera
La investigadora de Conicet precisó que hasta el momento el gobierno nacional gestionó al menos dos vacunas que utilizan desarrollos a base de adenovirus (lleva una parte de la proteína espiga del coronavirus pero en código ADN) que al ingresar en el organismo es detectado por el sistema inmunológico y genera anticuerpos: son la de Oxford-Astra Zeneca y la Sputnik V.
“Mientras que la primera se está fabricando entre nuestro país y México, la segunda ya se está administrando a las personas que se encuentran más expuestas al virus. También se está gestionando la de Pfizer, en base a ARN, y dos vacunas chinas que utilizan plataformas más tradicionales, en base a virus atenuado o muertos”, explicó.
Desde la llegada al país de la vacuna rusa, los mitos en torno a su eficacia y efectos colaterales no tardaron en llegar. Para Pérez “son los mismos que para el resto de las vacunas”. “Sin embargo, existen suficientes evidencias científicas sobre el impacto beneficioso que ha tenido en los últimos siglos la vacunación. Esta nueva generación de vacunas no debería ser una excepción”, aclaró.
En cuanto a las contraindicaciones, señaló que hasta el momento existen algunas vacunas que no se aconsejan a personas que tengan reacciones alérgicas severas o a embarazadas.