Radiografía del sistema de salud que está en la mira del gobierno

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Según ACAMI, la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas fundada en 1997 y conformada por Prestadores y Financiadores, el 45% de la población argentina, estimado en 18 millones de personas, recibe atención médica en una obra social, el 40 en un hospital público y sólo el 8,3% contrata servicios de medicina prepaga.

Haciendo zoom en esa estadística, el sistema privado alcanza de esta manera a unos cuatro millones y de las 700 empresas que existen en el sector, solo 10 aglutinan a más del 85% de asociados. Algunas de esos colosos son OSDE, Swiss Medical, Medicus y Galeno; entre otras. Los planes para una familia tipo rondan los 30.000 pesos y para adultos mayores que pueden pagarlo la cuota puedo andar en los 50.000 pesos por persona.

A raíz de las declaraciones de Cristina Kirchner respecto a aggiornar el sistema de salud hubo una escalada mediática que protagonizó Claudio Belocopitt, que es el titular de la Swiss Medical y de la Unión Argentina de Entidades de Salud: denunció que el Gobierno va por la estatización del sistema privado de salud. Dijo que el camino es la desfinanciación a raíz de no permitirles aumentar la cuota para luego empezar a brindar un servicio deficiente y eso acorralarlos hasta que el Estado se quede con sus bienes y servicios.

La pandemia hizo lo suyo desde que se declaró a principios de 2020: ante el resquebrajamiento de la economía local el Ejecutivo permitió a las prepagas, sanatorios y clínicas, a cambio de no incrementar las cuotas, la eximición del pago de las contribuciones patronales a la Seguridad Social. También les redujo las alícuotas del impuesto sobre los créditos y débitos bancarios. A su vez otorgó los ATP, luego devenidos en programas Repro I y II; con los que actualmente aporta 22.000 pesos por trabajador.

Una duda: ¿esto es parte del avance de la estatización? Una gran masa de dinero destina el Estado al mantenimiento del sistema a cambio de pisar las cuotas: subsidios cruzados. Es tan cierto que durante todo el año pasado no hubo aumento de cuotas como incremento de subsidios al sector. Una duda: ¿Habría sido prudente alertar para ese entonces que ese camino era el principio de la estatización o fue, en todo caso, una buena negociación?

Lo cierto es que hasta ahora hubo un aumento en las prepagas del 4,5% en abril y 5,5% en mayo.

Hablando de estatizaciones: hasta ahora no hay certezas de nada, mucho menos hubo alguna declaración del oficialismo en ese sentido; sino más bien que por ahora se habla de integración y acceso a medicamentos de manera más económica mediante compras comunitarias. Ya los Moyano se mostraron en favor de sanear el sistema “si es para mejor”.

En una entrevista en exclusiva realizada a Sandro Taricco, el ex superintendente de Salud, también se refirió a que el sistema merece un reordenamiento; acaso poniendo en duda el momento de hacerlo hoy en el medio de este caos sanitario.

La tensión del sector tiene otro aditivo adicional: en mayo venció una paritaria y en junio vencen otros tres convenios colectivos. Distintos organismos estatales desoyeron la pauta oficial del 29% y cerraron por encima del 40 por ciento. Hablamos de los trabajadores del Congreso, PAMI y Anses. Camioneros cerró en 45%. Entonces el sector de Sanidad no irá por menos del 40 por ciento. En boca de Belocopitt no hay resto para discutir la paritaria.

Obviamente el tema inflacionario no hay que leerlo solo, sino con miras al proceso electoral de medio término: ya siendo historia aquel 29% del Presupuesto, el GPS económico busca contener de alguna manera el IPC; aunque todos los rubros presenten desborden y subas de precio.

En tanto, las obras sociales sindicales miran el cruce de afuera sabiendo que el sistema está en rojo y es deficitario y convergen en que hay que rediscutir ciertas cuestiones. Eso sí, sus ingresos son distintos a los del sistema privado: se nutren de fondos a través de los aportes que realicen los trabajadores formales. Tomemos el caso de Camioneros: cerraron una paritaria del 45%; entonces esos aportes al sistema de salud se verán incrementados en ese porcentaje.

Lo que sí une a ambos sectores es la caída de afiliados. No solo si consideramos el tiempo transcurrido desde el inicio de la pandemia en 2020; sino también el del inicio de la decadencia económica argentina que data de hace varias décadas. Es que cada vez más argentinos se caen del sistema porque no se genera empleo genuino: para muchos ya es un lujo contar con una obra social sindical por el hecho de tener un empleo formal; ni hablar de poder pagar un diferencial para acceder a la medicina privada.

Y otro punto en común entre las prepagas, las obras sociales sindicales y la medicina pública: todas tienen deficiencias; ya lo vemos con la eterna discusión de la deuda del Estado para con las obras sociales. También con la falta de insumos en los hospitales públicos.

Resumen: anuncio de estatización de la Hidrovía; algo que se había prometido para fines de abril y todavía no pudo ser prorrogándose la concesión actual hasta agosto; estatización de terrenos en desuso en Avellaneda, previo apercibimiento de que el propietario lo utilice. Denuncia de estatización del sistema de salud…

Siempre, para algunos sectores de la sociedad, sobrevuela el fantasma Venezuela; aunque ni siquiera en la época del tridente Kirchner, Chávez y Lula nuestro país se animó a tanto. Hoy, ni siquiera corren esos mismos actores tan gravitantes para la historia reciente de la región.

FUENTE: mundogremial.com

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