Nueva formulación subcutánea para pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal

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Sin dudas, la pandemia por Covid-19 trajo consigo cambios de hábitos relacionados con la prevención de infecciones, como cuidados generales en la higiene y en los modos de socializar, por lo cual hubo modificaciones que, en muchos casos, llegaron para quedarse, como un lavado de manos más frecuente, el uso ocasional del barbijo o dejar de compartir el mate.

Para las personas con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), al igual que para otros con afecciones crónicas, el temor al contagio y las dificultades para circular debido a las medidas restrictivas, aceleraron la implementación de la administración de medicación hospitalaria a domiciliaria. Fue un cambio beneficioso que hoy les ahorra a los pacientes tiempo, traslados y trámites burocráticos.

En este grupo de afecciones englobadas en las EII, las más comunes son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, son patologías cuyo origen aún se desconoce y que se caracterizan por la presencia de un proceso inflamatorio crónico en el tubo digestivo. Un medicamento utilizado por un número significativo de pacientes con EII es vedolizumab, el único biológico selectivo a nivel intestinal, de administración intravenosa y que ahora también podrá aplicarse por vía subcutánea para el tratamiento de estas patologías que afectan a alrededor de 25 mil argentinos, lo que permite la autoadministración del tratamiento por parte de los pacientes.

“En nuestro país, al igual que a nivel global, aproximadamente el 30% de los pacientes con EII va a requerir medicamentos biológicos para su tratamiento. Esta enfermedad presenta actividad inflamatoria, lo que significa que el paciente puede tener diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso, anemia, desnutrición, cansancio, fiebre, obstrucción intestinal y fístulas. Además, se pueden desarrollar manifestaciones autoinmunes en las articulaciones, piel, ojos e hígado. Es decir, una serie de condiciones que afectan su salud y además le producen una gran alteración en la calidad de vida, impactando en sus relaciones laborales, personales y sociales. El objetivo de estos tratamientos es evitar la progresión de la enfermedad, aliviar los síntomas y disminuir la actividad inflamatoria a lo largo del tiempo; es lo que llamamos remisión, que el paciente vuelva a tener la misma actividad intestinal que tenía previamente y que –además- la endoscopia se normalice, que vuelva a tener un colon o intestino delgado similar al de una persona sin actividad inflamatoria”, explicó el Dr. Domingo Balderramo, médico gastroenterólogo del Servicio de Gastroenterología del Hospital Privado Universitario de Córdoba.

En tanto, añadió: “Se estima que, en Estados Unidos, la EII afecta al 1% de la población; en Argentina podría ser un poco menor la incidencia, pero no contamos con datos nacionales certeros. Lo que sí sabemos es que en Latinoamérica la enfermedad va en aumento, además vemos progresivamente más pacientes. Hemos mejorado el diagnóstico: contamos con mejores técnicas de imágenes y el acceso a la endoscopía es mayor, con lo cual generalmente se llega al diagnóstico sin que la enfermedad esté avanzada. Hay que considerar que es una afección crónica que dura toda la vida y el impacto que genera es muy importante, porque afecta a gente que está en la etapa productiva”.

“Durante la pandemia, la situación fue muy complicada y aún lo es. Pero al inicio, además, no teníamos mucha información sobre cómo se comportaba el virus en los pacientes con EII, por lo que teníamos que extremar las precauciones. Por otra parte, para recibir la medicación en el ámbito hospitalario, el paciente necesita realizar una serie de trámites: autorización, reservar el sillón para infundir la medicación, combinar el horario, todo lo cual muchas veces depende de la disponibilidad del centro asistencial. Esto, a su vez, puede interferir en las actividades diarias del paciente como el estudio o trabajo, es decir, hay un impacto en la calidad de vida. En cambio, si el individuo puede autoadministrarse la medicación de forma subcutánea en su casa, esto le lleva 5 minutos”, completó.

Las personas con indicación de vedolizumab en forma intravenosa reciben una aplicación al inicio del tratamiento, luego otra a la semana 2 y una tercera a la semana 6, mientras que posteriormente la medicación se infunde cada 8 semanas. Este procedimiento dura una hora aproximadamente, es muy seguro y se hace siempre supervisado por personal de enfermería y un médico, ya que se precisa canalizar al paciente y preparar la medicación según los requerimientos de la persona, todo esto en un ámbito hospitalario.

En contrapartida, según detalló el Dr. Balderramo, la presentación subcutánea del medicamento consiste en una lapicera prellenada, es decir que ya tiene la dosis fija. Este dispositivo se acciona inyectándolo en la piel y se puede aplicar en el abdomen y/o en los muslos. De este modo, el individuo no precisa ayuda, tal vez un enfermero que lo guíe al inicio, pero luego puede hacerlo por su cuenta en su domicilio.

En la Argentina, la formulación subcutánea de la medicación estará disponible a partir de septiembre y esto beneficiará a los pacientes que inicien su tratamiento con vedolizumab como también a aquellos que actualmente estén en tratamiento y elijan -consensuándolo con su médico- pasar a la forma subcutánea.

Hay personas que están iniciando el tratamiento y presentan una muy buena respuesta a su enfermedad, estos pacientes probablemente conformen el nuevo grupo. Luego están los pacientes que recién hayan comenzado el tratamiento por vía endovenosa y quienes completarán toda la fase inicial de esa manera, pero luego el mantenimiento pueden hacerlo de forma subcutánea.

“Los estudios realizados en el Reino Unido que compararon ambas formas de administración fueron muy buenos1: la vía subcutánea fue mejor recibida y demostró incluso en algunos grupos de pacientes mejorías comparados con la endovenosa. Esto es debido a que para que una persona responda a un medicamento necesitamos que ese fármaco esté en sangre en forma permanente, a un mismo nivel. Con la formulación endovenosa, tiende a ir bajando hasta que se administre la nueva dosis, mientras que, con la subcutánea, que se aplica cada dos semanas, los niveles de medicamento en sangre mejoran y por ende también la respuesta del paciente”, aseguró el Dr. Balderramo, quien también es Socio Miembro de GADECCU (Grupo Argentino de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa).

En resumen, a partir de los esfuerzos en investigación y desarrollo, la comunidad de pacientes con EII ahora dispone de una nueva alternativa y será el médico especialista el que asesore a cada individuo respecto de la mejor estrategia de utilización de las herramientas disponibles, para llevar adelante con éxito el tratamiento con la menor afectación posible de su calidad de vida.

FUENTE: elciudadanoweb.com

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