Mira para abajo Marcelo Melo. Mira para abajo y dice: “Es horrible, es inhumano. Los médicos estamos formados para ayudar a la gente, no para tener que ser un verdugo y elegir a cuáles atendemos y a cuáles no porque no alcanzan los recursos”.
Melo es el director del Hospital de Clínicas, que depende de la Universidad de Buenos Aires y que en 2023 atendió 365.000 consultas. Mil por día. Desde 2017 encabeza este hospital que, cuando cuenta con todo su potencial, forma a 1.500 profesionales de la salud cada año y este jueves protagonizó un abrazo simbólico del que participaron estudiantes, trabajadores, docentes y que anticipa la marcha universitaria convocada para el próximo martes.
La UBA recibió para funcionar en este 2024 el mismo presupuesto con el que contó el año pasado, aunque la inflación acumulada en 2023 fue de 211%. El impacto es generalizado: las autoridades de la universidad argentina que mejor desempeño internacional tiene aseguran que ese presupuesto alcanza hasta mayo. Y nada más.
En el Hospital de Clínicas eso ya es tangible de manera preocupante: “Estamos suspendiendo cirugías. Operamos sólo infecciones, casos oncológicos y fracturas. E incluso tenemos que empezar a ver, en esos escenarios, qué es lo más urgente”, le cuenta Melo a Infobae. Según estima, el Clínicas bajó su funcionamiento a un 30% ó 40% de sus condiciones promedio.
“La salud se defiende” se leyó este jueves en el abrazo masivo al Hospital de Clínicas. (Maximiliano Luna)
“Esos triage, los de tener que decidir a qué paciente atendés porque no te alcanzan los recursos, se hacen en catástrofes. En estados totales de emergencia. No en el día a día. Es un problema muy grave estar en este escenario”, describe Melo. Y suma: “Ahora mismo, lo que nos pasa es que internamos a un paciente para asistirlo pero no podemos tratarlo porque, por ejemplo, no tenemos la medicación precisa que necesita. Mis colegas están todos angustiados porque no internar cuando es necesario es hacer las cosas mal, e internar y no tratar también es hacer las cosas mal, porque incluso puede hacerle peor al paciente. Eso nos pone entre la espada y la pared”.
Uno de cada dos pacientes que se atienden en el Clínicas no cuentan con obra social ni prepaga, es decir, dependen exclusivamente del sistema público de salud. Entre las cirugías que se están dejando de lado por falta de recursos, cuenta Melo, “está todo lo gastro-intestinal que es bastante frecuente, y también se complica atender a pacientes diabéticos, que tienen grandes chances de, si se lastiman un pie, terminar en una amputación”. Si esa amputación no se hace, o si se agrava, puede haber una complicación renal e incluso estar en riesgo la vida de ese paciente. Esos casos, en este momento, no pueden resolverse en el Hospital de Clínicas: la plata no alcanza para los insumos, los medicamentos, la anestesia y la empresa que se ocupa de los residuos patológicos, entre otras grandes complicaciones.
“Son pacientes que tienen una enfermedad grave y que, incluso así, tenemos que dejar en segundo plano porque no presentan el nivel de urgencia que ahora mismo podemos absorber”, explica Melo. De los ocho quirófanos generales que tiene el hospital, ahora mismo sólo la mitad está activo. E incluso teniendo los casos oncológicos entre las prioridades, hay cuarenta pacientes con diagnóstico de cáncer de colon en una lista de espera para cuando puedan ser operados.
“Tenemos el personal humano para resolver las patologías complejas que suelen llegar al Clínicas, de pacientes que rebotan en muchos otros lados. Pero no tenemos los recursos para afrontarlo, no podemos tratarlos. ¿Qué respuesta le estamos dando a un diabético, a una persona con insuficiencia renal?”, dice Melo. Según estima, el 50% de los trabajadores del hospital que dirige perciben salarios por debajo de la línea de pobreza. Esos salarios salen del presupuesto que quedó congelado en 2023.
El Hospital de Clínicas forma a unos 1.500 profesionales de la salud cada año.
Ante la consulta sobre cuándo empezó este nivel de crisis, Melo, que es traumatólogo especializado en cirugía de columna, responde: “Quiero aislarme de toda la parte política pero el año pasado el hospital logró funcionar como en la pre-pandemia. Empezamos a aparecer en rankings internacionales por dar respuestas de medicina de excelencia. Pero en diciembre el presupuesto no se actualizó, y si un hospital no tiene recursos, no funciona. Son recursos que se usan todos los días: insumos, medicamentos, descartables, limpieza, anestesistas, vigilancia, el manejo de residuos patológicos. Todo se usa todo el tiempo”.
-¿Cómo estará el hospital en un mes si no recibe una ampliación del presupuesto?
-Ya ahora estamos en una situación muy grave. En un mes sería absolutamente espantoso. No podemos dar la atención que tenemos y queremos dar. Estoy hablando de personas que, si no la atendemos acá, no tiene una obra social que le cubra ni una familia en condiciones de ayudar económicamente. El hospital está lleno de gente que trabaja de lo que ama, pero ahora mismo estamos obligando a esa gente a hacer un trabajo imposible, que es decir “no podemos internarte, no podemos atenderte, no podemos operarte”. Ya es horrible.