Adolfo Rubinstein, secretario de Gobierno de Salud de la Nación, disertó en un evento paralelo propuesto y organizado por Argentina en el marco del 57° Consejo Directivo de OPS realizado en Washington D. C., Estados Unidos. El encuentro fue coordinado por Luciano Grasso, Director Nacional de Salud Mental y Adicciones.
El titular de la cartera sanitaria nacional destacó la importancia de la Ley Nacional de Salud Mental, en tanto es reconocida internacionalmente por su perspectiva de derechos humanos, por plantear un modelo de atención comunitario basado en la Estrategia de Atención Primaria de la Salud y por instar a los procesos de desinstitucionalización. Este marco legal contempla diferentes documentos y acuerdos de organismos internacionales, como la Declaración de Caracas, Principios de Brasilia y el Consenso de Panamá, los cuales instan a los países a una transformación del modelo manicomial hacia uno centrado en la comunidad
“Hemos intentado imprimirle un sello diferente a esta atención tendiendo hacia la desinstitucionalización. En el marco de un sistema federal como el argentino lo hicimos tratando de comprometer y consensuar con todas las provincias la implementación y la gestión de los cambios. Hemos tenido el apoyo de todos los ministros de salud provinciales quienes se comprometieron a trabajar en la implementación de estos cambios.”, dijo el funcionario.
A su vez agregó: “El objetivo último es implementar la Ley de Salud Mental en la Argentina, lo cual es un importante avance en la ampliación de derechos para personas cuyos derechos fueron vulnerados históricamente a través de la institucionalización, la manicomialización y muchas otras prácticas que las estigmatizaron”.
Isabella Danel, directora adjunta de la Organización Panamericana de la Salud –OPS/OMS consideró que los estados miembros de la OPS han avanzado mucho en la salud mental comunitaria en sus distintos contextos, reorganizando los servicios desde una perspectiva de derechos humanos: “Los servicios de salud mental en la atención primaria son más accesibles y ofrecen un enfoque más centrado en la persona. Deben adaptarse a las necesidades de las personas, ser accesibles y ofrecerse en distintos entornos cerca de donde las personas viven”, reflexionó.
En este sentido cabe mencionar que en Argentina la salud mental forma parte de de una de las estrategias priorizadas de la Secretaría de Gobierno de Salud, como es la Cobertura Universal de Salud, tendiente a reducir la brecha entre los problemas prevalentes de salud y la capacidad de respuesta de los sistemas de salud, a través de una cobertura efectiva, oportuna, de calidad y con continuidad de cuidados.
“Incluimos la salud mental en la estrategia de salud familiar y comunitaria, lo cual significa fortalecer la atención en territorio, a través de las redes integradas de salud. Nuestros equipos están nominalizando y son los responsables de resolver los problemas prevalentes de su población a cargo” sostuvo Rubinstein, a la vez que remarcó que los padecimientos mentales forman parte estos problemas.
A causa de ello se realizan capacitaciones conjuntas con la Organización Panamericana de la Salud –OPS- que son llevadas adelante por la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones. Las mismas están dirigidas a los no especialistas en salud mental que se desempeñan en el primer nivel de atención y se encuentran orientadas a la creación de equipos de abordaje psicosocial (EAPS).
Por otro lado Rubinstein también remarcó la importancia del Primer Censo Nacional de Personas Internadas por Motivos de Salud Mental, el primero en Latinoamérica de estas características, el cual brinda información sensible para la elaboración y evaluación de la política pública en el área. También mencionó la creación de las Pautas de Organización y Funcionamiento de Dispositivos de Salud Mental como una herramienta fundamental para que los decisores de políticas públicas del país organicen sus sistemas de salud desde un modelo comunitario.
Por último Rubinstein finalizó su exposición proponiendo a los países presentes iniciar las bases de un proceso de cooperación internacional horizontal durante 2020, para complementar esfuerzos y fortalecer la convicción de que no hay salud sin salud mental.
Al respecto Devora Kestel, directora de Salud Mental y Abuso de sustancias de la OMS, coincidió: “Hemos fragmentado a la persona desde las disciplinas de la salud, nos inventamos esa diferencia entre la salud física y la salud mental. Sin embargo somos uno. La integración de la salud mental en la salud del primer nivel de atención, en cualquier disciplina de salud es clave para retomar la integridad de la persona”.
Al finalizar la jornada, Luciano Grasso, director nacional de Salud Mental y Adicciones enfatizó la importancia de este evento paralelo: “Se produjo un hecho destacable que es el encuentro de varios países de la región comprometidos con ubicar a las políticas de salud mental en la agenda de los gobiernos. Es clave que los responsables de la salud estén aquí presentes hoy reafirmando el compromiso asumido en la “Conferencia para la Restructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina”, en 1990. El próximo año, a 30 años de aquella Declaración de Caracas, será necesario que los países se vuelvan a encontrar para que nos acerquemos a una salud mental comunitaria y para todos.”
También participaron del encuentro Mario Kaler, secretario de Promoción de la Salud y Control de Riesgos; Paula Daza Narbona, subsecretaria de Salud Pública de Chile; José Marcos Rodríguez, representante ante la OEA por Perú; ministros de salud de Paraguay, Granada, Jamaica, República Dominicana, Uruguay y Curazao y otras autoridades sanitarias de México, Bahamas, Surinam, San Martín, Antigua y Barbuda, Guyana, Ecuador, Belice, San Cristóbal y Nieves, Honduras y Santa Lucía. Además estuvieron Alejandro Morlachetti asesor regional de Derechos Humanos de la OPS, y Luis Alfonzo, asesor regional en Uso de Sustancias de la OPS y presentes representantes del ámbito académico y de la sociedad civil.
FUENTE: Ministerio de Salud de la Nación