Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo una de las principales causas de muerte a nivel mundial, a pesar de que en muchos casos se pueden prevenir con un estilo de vida saludable que debe comenzar en la infancia, llevando una dieta equilibrada y realizando ejercicio físico. Uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar este tipo de patologías es el exceso de colesterol LDL –popularmente conocido como colesterol malo–, cuyos niveles se deben vigilar también en la juventud porque, como afirma el Dr. José Luis Zamorano, vicepresidente de la Sociedad Europea de Cardiología y Jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, la dislipemia no solo es cosa de la edad media de la vida, sino que puede aparecer a edades más precoces y también en personas mayores, a partir de los 70 años. El cardiólogo, que acaba de participar en la sesión científica ‘Lipid Day’, organizada por Ediciones Mayo, y en la que se han debatido las implicaciones clínicas de las recomendaciones de las nuevas guías europeas para el tratamiento del colesterol, nos habla sobre los hábitos de vida y las terapias que evitan la hipercolesterolemia y previenen sus complicaciones asociadas.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo que hacen que aumenten los niveles de colesterol?
Primero hay que decir que el colesterol, la dislipemia, es un factor de riesgo muy importante para desarrollar enfermedad cardiovascular –angina de pecho, infarto de miocardio, ictus, aneurisma de la aorta…–. En cuanto a por qué aumentan los niveles de colesterol, puede haber causas que no tienen nada que ver con los hábitos del individuo, por ejemplo, la herencia, ya que algunas personas padecen hipercolesterolemia familiar, y esto está predeterminado por la genética. Y luego hay otras causas relacionadas con la vida que llevamos: la obesidad, la dieta inadecuada, la falta de ejercicio…, que contribuyen a que puedan aumentar los niveles de lípidos.
¿Hay síntomas que indiquen que nuestros niveles de colesterol se encuentran por encima de lo saludable?
Cuando uno tiene síntomas ya estamos llegando tarde, y hay que llegar mucho antes; es decir, tenemos que conocer que tenemos dislipemia cuanto antes, y para eso la mejor forma es hacerse un análisis de sangre rutinario, que no es complejo, y lo bueno que tiene es que los parámetros que se pueden medir son fáciles de observar y permiten que se haga un seguimiento al paciente.
¿A qué edad o en qué circunstancias conviene empezar a realizarse estas pruebas?
Esto también depende. Si una persona sabe que en su familia hay un problema genético de dislipemia, debería empezar a vigilar sus niveles de colesterol en la adolescencia. Y si aunque no tenga dislipemia familiar, tiene otros factores de riesgo como ser hipertenso o diabético, estar obeso…, también tiene que iniciar las pruebas a edades más tempranas.
Es importante recordar que el colesterol no solo es cosa de la edad media de la vida, sino que puede aparecer a edades más precoces, y también en personas mayores a partir de los 70 años. Tenemos menos evidencia en los mayores de 75 años, pero al tratarse de un parámetro fácil de medir toda la población debería saber sus cifras.